En el caso de los que acabamos de nombrar, “son alimentos ricos en energía y normalmente con una cantidad considerable de grasa, sal y en algunos casos azúcar”, apunta la nutricionista. “Cuando los tomamos a última hora del día, dificultan la digestión y podemos tener sensación de pesadez incluso que nos cueste conciliar el sueño, todo dependiendo también de las cantidades y horarios de cada persona (que sumados al estrés y comer rápido, nos influye más de lo que pensamos). Precisamente estos hábitos pueden determinar un aumento de peso casi sin darnos cuenta”, nos informa.

